Últimamente, un suceso inesperado ha acaparado la atención de los entusiastas del cine en España: uno de los trofeos del premio Goya ha sido colocado en venta en una conocida plataforma de intercambio de artículos usados. El aviso, que ha generado conmoción, ofrece el reconocido premio por la suma de 12.000 euros, un valor bastante elevado para un símbolo tan icónico del cine español.
El vendedor, que se mantiene en el anonimato, ha denominado la publicación con el nombre de ‘Juan P.’, y su ubicación se encuentra en Valenzuela, Córdoba. El trofeo en cuestión corresponde a la edición de los premios celebrada en 2008, una gala en la que se reconocieron algunas de las películas más destacadas del cine español de la época, como La soledad
de Jaime Rosales y El orfanato
Obra de J.A. Bayona, que protagonizaron la noche. En esa ceremonia, el séptimo arte de España experimentó una de sus jornadas más resplandecientes, recibiendo destacados galardones por la mejor dirección, actuación y, por supuesto, la mejor película.
Lo que ha provocado una gran polémica es la comercialización de un premio de semejante importancia. La estatuilla, que simboliza los máximos logros en el sector cinematográfico español, se vende con una cláusula especial: el adquirente tendrá que suscribir un acuerdo de confidencialidad, lo cual agrega un nivel de misterio y exclusividad al negocio. Asimismo, el vendedor ha añadido una fotografía autografiada del instante en que se otorgó el galardón, lo que confiere al objeto un valor personal y singular para los coleccionistas.
Este tipo de anuncios no es completamente nuevo. Ya en 2016, otro caso similar generó revuelo cuando el productor Eduardo Bajo Ulloa intentó vender su propia estatuilla de los Goya, obtenida en 1996 por la película Alas de mariposa
. En ese caso, la polémica fue tan grande que, tras las críticas, la estatuilla fue retirada del mercado. Aunque la normativa de la Academia de Cine no prohíbe explícitamente la venta de premios, las reacciones del público y los expertos en el tema sugieren que este tipo de transacciones pueden resultar polémicas debido al simbolismo que poseen los premios Goya en el contexto cultural español.
Lo interesante de esta transacción es que el premio de 2008, pieza central del acuerdo, tiene una historia única, ya que fue entregado en una de las ceremonias más destacadas de los Premios Goya. La gala de aquel año fue una muestra de gran competencia y alta calidad en la producción de películas, y el que una de estas esculturas esté ahora a la venta subraya la idea de que estos galardones podrían tener un valor no solo simbólico, sino también monetario. El vendedor, con su inusual propuesta, parece reconocer que estos premios no solo simbolizan un éxito profesional, sino también un objeto deseado con potencial valor en el mercado.
Por otra parte, esta transacción motiva a pensar sobre la idea de lo que significa un reconocimiento tan importante. Para muchos, el Goya constituye un emblema de renombre, dedicación y destreza, un éxito que debería permanecer con quienes lo merecen por sus logros en la industria cinematográfica. No obstante, algunos pueden percibir en el galardón una ocasión para obtener un fragmento de la historia del cine en España, algo que podría resultar interesante tanto para coleccionistas como para aquellos que aprecian los emblemas de triunfo en el mundo del arte.
Además de la estatuilla de los Goya, el vendedor también ofrece otros artículos singulares en su catálogo, como una camiseta de Paco Buyo, un ícono del fútbol español durante la temporada 92/93, y un cuadro al óleo de Josep Cusachs. Estos objetos, con su propia historia, sirven para atraer a diferentes tipos de coleccionistas que buscan piezas únicas en su tipo.